Más unidos que nunca para construir el camino que soñamos

Vivo con la idea clara de que “todo se puede lograr”, que no importa cuán difícil sea el panorama ni cuántos obstáculos haya en el camino. Con una meta definida y sin dejar de lado el esfuerzo y la constancia, se pueden conseguir enormes resultados. Aunque claro, “sacar adelante un país”, es una tarea bastante compleja.

Un mes en la Argentina parecieran cinco años de otros países. En menos de 30 días renunció el ministro de Economía de la Nación; designaron a su reemplazante y cuando intentábamos adaptarnos al cambio, nuevamente hay una revolución en el Gobierno nacional que nos hace preguntarnos hacia dónde vamos. Esto es solo un capítulo más de los tantos que hay en esta novela de la política argentina. Afortunadamente los argentinos estamos curados de espanto y ya nada nos sorprende. De verdad, nada.

Las chicanas, las internas, el mismo hecho de que los protagonistas de la política estén peleados unos con otros, no parecen sumar mucho a la idea de sacar al país adelante, de la que tanto se jactan en querer materializar. Eligen echarse la culpa unos con otros, en discursos muchas veces repetitivos y que las personas ya estamos cansadas de escuchar.

Estaría bueno que de una vez por todas piensen en las necesidades del ciudadano común, en buscar facilitarle la vida al laburante que pone el despertador a las 5 de la mañana y sale a trabajar o en el jubilado que los pocos pesos que gana los tiene que usar para comprar remedios. No les sigan quitando los sueños a todas esas personas que con toda la ilusión del mundo arrancaron una carrera o van para adelante con un emprendimiento con la intención de tener éxito en este país y que últimamente solo se encuentran con un camino cuesta arriba. No hagan que el día mañana quieran irse de esta hermosa tierra. Al contrario, construyan para que todos los que se fueron quieran volver.

Soy un convencido de que a este país se lo saca adelante con humildad, con trabajo, con coherencia en las decisiones, con discursos que resulten creíbles, pero por sobre todas las cosas, con hechos concretos. La Argentina es sinónimo de esfuerzo, de entrega, es resiliencia, es resurgir como el Ave Fénix de entre las cenizas una y otra vez, porque así lo muestra la historia. Es potencial. Por eso preguntémonos qué clase de Argentina queremos tener y luchemos por ese país que aún es posible. Porque lo es.

Demostrémosle a los que mandan que, si ellos no dan el ejemplo, nosotros, los ciudadanos comunes, vamos a estar más unidos que nunca para construir ese camino que soñamos, porque ni el peor gobierno del mundo puede sacarnos esas ganas de luchar y salir adelante y, sobre todo, de tener éxito en la tierra que nos supo ver crecer y tanto amamos.

Por: Lucas Flores #SanLuisVip

Carrito