Daniel Rueda: “La decisión de ser padre, fue la mejor que tomé en mi vida”

Daniel pasó sus 50 años, dejó su trabajo y se animó a dar un giro de 360° en su vida adoptando a dos pequeños de Haití cuyo destino cambió para siempre. Hace algunos años y en su paso por San Luis, durante una muestra de arte, le contó al director de San Luis VIP, lo que en su mente pasaba. Luego, con el paso de los años, este anhelo, se transformaría en una verdadera historia de amor. Aqui te la contamos

Años atrás, Daniel se vio sumergido en una intensa reflexión; motivado por una búsqueda interna que lo empujaba hacia otro horizonte, decidió emprender un nuevo camino. Con valentía se animó a dejar atrás su profesión como abogado y se entregó de lleno al mundo del arte. A pesar de los cambios, algo en su mundo faltaba, había otro sueño que anhelaba con toda su alma: ser padre.

Fue después del terremoto que sacudió a Haití en 2010, cuando el universo le presentó de manera inesperada y tras desearlo por mucho tiempo a Mackenson y Emmanuel, dos hermanitos de 8 y 6 años que vivían en un orfanato hasta ese momento.

El primer encuentro lo tuvieron en el Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture, en Puerto Príncipe. En ese momento, el corazón de Daniel, rebosante de felicidad, se convirtió en un faro luminoso de amor y protección para los pequeños, mientras sus vidas se transformaban para siempre. Abriendo sus brazos, les brindó un hogar y una nueva oportunidad de tener una familia, aferrándolos con fuerza y decidido a nunca soltarlos.

A pesar de los desafíos iniciales de comunicación para el que usaban señas, con el paso de los días, la conexión entre todos comenzó a fluir de manera natural. Hoy en día, Mackenson, de 16 años, se encuentra cursando su 3er año en el Liceo Agrícola de la UNCuyo, mientras que su hermano Emmanuel, de 14 años, está en 2° año en el José Vicente Zapata, en la especialización de Audiovisuales. Mientras tanto, Daniel encuentra el equilibrio para dedicarle tiempo a su familia y llevar adelante sus tareas como profesional.

En la actualidad, el padre de los pequeños es el director de la sala de arte en Hipercerámico, una empresa dedicada a la finalización de obras. Además, ejerce como coordinador de exposiciones en Terrazas de Los Andes del grupo CHANDON, y se encarga de gestionar espacios de arte para clientes particulares. Pero eso no es todo, ya que se encuentra en la fase final de uno de los desafíos más importantes de su carrera profesional: la reconstrucción y organización del Espacio Cultural Plaza Independencia (ECPI), ubicado en el corazón de la ciudad de Mendoza. Con dedicación incansable, está llevando a cabo el armado de un teatro, una biblioteca y el icónico Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza.

“El despertador suena a las 6:40, marcando el inicio de la jornada. Después de disfrutar de un desayuno en compañía, cada uno emprende su camino hacia sus respectivas actividades”, relató Daniel sobre el ritual matutino que viven de lunes a viernes. Asimismo, en ocasiones, todos coinciden y pueden compartir más tarde un almuerzo, fortaleciendo aún más los lazos familiares.

Por su parte, los jóvenes, en plena adolescencia y crecimiento, realizan distintas actividades que ayudan a fomentar su vida social, especialmente los fines de semana, donde se mezclan con amigos y comienzan a asomar los primeros amores. “Ya hay una nueva integrante en nuestra familia, gracias a Mack”, confesó su papá, quien también contó que todos juntos como familia pasan cálidos momentos con la abuela, quien tiene 88 años.

“La decisión de ser padre es la mejor que tomé en mi vida. Incluso la de lucharla ante los obstáculos que se presentaron por el sistema, sus burocracias, el desconocimiento ante los procedimientos internacionales y la falta de confianza en aquel entonces”, expresó Daniel, quien resaltó que “la paternidad es un aprendizaje constante”.

La historia de Daniel Rueda evidenció que el amor y el deseo de formar una familia pueden trascender fronteras y superar adversidades. Su valentía y determinación no solo transformaron la vida de Mackenson y Emmanuel, sino que también es una gran fuente de inspiración para otras personas que quieren seguir su ejemplo y considerar la adopción como una forma de construir un hogar. “La vida me dio la posibilidad de que me adoptaran dos niños maravillosos, formamos un equipo y todo fue en ascenso y felicidad”, concluyó emocionado.

Por: SanLuisVip – Fotos:Gentileza

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