A sus 42 años, el Abogado recordó sus inicios en el mundo laboral.
Mauricio Rojas Barreiro nació en una familia arraigada a la medicina. Su padre, Mario “El Negro” Rojas, es un médico pediatra de gran renombre, mientras que su madre se desempeñaba como odontóloga. A pesar de la sólida tradición médica familiar, ninguno pudo influir de manera directa en la elección profesional del joven Mauricio.
Mientras que su hermana Fabiana eligió el camino de la traducción de inglés, Rojas Barreiro descubrió su vocación por la abogacía desde temprana edad, inspirado por la escena cinematográfica de las películas en donde hombres de traje se enfrentaban con determinación a jueces y jurados. Completó el colegio en San Luis, y más tarde se fue a Córdoba para realizar sus estudios universitarios.
Desde su graduación, Mauricio se enfocó en la rama legal de Daños y Perjuicios y Daños Laborales, con un compromiso constante de representar a los trabajadores, dedicándose actualmente a la atención de casos de accidentes laborales.
Si bien lleva adelante su estudio jurídico hace 16 años en calle San Martín 1030, Rojas comentó que el inicio fue desafiante, encontrándose solo en ese mundo al no tener contactos ni nadie en su familia con esa vocación.
El abogado recordó la época en la que se levantaba temprano cada mañana y no tenía clientes. A pesar de ello, una vez que llegó el primero, el boca a boca de la gente construyó su reputación y pudo crecer en el ámbito legal de la provincia.
El amor de Mauricio por San Luis se refleja en su elección de establecer su práctica en la ciudad, a pesar de haber tenido grandes oportunidades en Córdoba “Amo San Luis, me encanta, me siento cómodo con mis amigos, es una ciudad pequeña y las distancias son cortas”, confesó Rojas, quien eligió la zona de la naturaleza para vivir.
Por otro lado, el profesional expresó que en el campo legal existe una gran competencia. Mauricio observa que algunos jóvenes abogados pueden ser “desleales” al ofrecer servicios que no pueden cumplir. Sin embargo, destacó las relaciones sólidas y la confianza que comparte con sus colegas más experimentados, incluso colaborando y consultándose mutuamente.
“El cliente hoy busca seriedad y tener una atención personalizada”, concluyó Mauricio Rojas Barreiro, quien comienza su día a las 6:30 de la mañana y concluye alrededor de las 22:30, reflejando su actitud proactiva y su evaluación constante para mejorar y adaptarse a las necesidades de sus clientes.